"Mi relación de pareja sería ideal... si no fuera por mi pareja”

Ya de buena mañana mi amorcito me ha regalado un bonito... sofocón; tiene unos detalles conmigo...
Recién levantada y encontrándome en la cocina dispuesta a prepararme un café, le oigo preguntarme: “¿Cari, quedan lavadoras por poner?”
Así, de forma impersonal, como si él hubiera puesto una lavadora en su puñetera vida. Estoy convencida de que para él el funcionamiento de una lavadora es un misterio tan impenetrable como para mí el de la Santísima Trinidad o el de los agujeros negros. Regálales una pda, un móvil de última generación con gps, gms, psp, fm, am, y todas las siglas extrañas que puedas imaginar, o un emisor de positrones con multi-acelerador de partículas incorporado de serie, y en un dos-coma-tres se habrán hecho con ello, pero diles que pongan una lavadora o que cambien el rollo de papel higiénico y te contestarán: “Ah, yo eso no sé hacerlo”

Como antes del primer café, por más que lo busque, no soy capaz de encontrar la tolerancia y el sentido del humor que me caracterizan, he soltado un gruñido ininteligible que traducido vendría a ser algo así como: “¡Vete a tomar por culo!” seguido de: “Apenas quedan cuatro trapos por lavar, no da para una lavadora.”
Entonces, cual suicida al que ha dejado de importarle su integridad física, me suelta: “¿Qué has dicho?, no te he entendido, pero vamos da igual, que digo que algo debe quedarte porque me faltan calzoncillos, calcetines y camisetas.”
Curiosa forma de emplear el lenguaje la que tienen los hombres, que ni en cien años que viviera lograría entender. Así que al principio, cuando la acusación todavía no es en firme porque pudiera ser que los tuviera entre la enorme pila de ropa que ha ido dejando, según se pone una cosa y no le gusta y se cambia una y otra vez, en el vestidor, la salita, el baño y la habitación es quedan y, cuando ya le resulta evidente (ha echado un vistazo por encima) que allí no están, entonces es te quedan.

En serio, lo digo muy en serio, hombres y mujeres no somos dos géneros distintos, sino dos especies diferentes y, además, divergentes. Aún recuerdo el día, después de 16 años de feliz noviazgo y siendo yo rubia natural de toda la vida (aderezada en los últimos tiempos con mechas porque es lo que tiene ser rubia y española, que con la edad no sólo acumulas arrugas y coges kilos como el resto de las mujeres sino que encima nuestro precioso color de pelo se va tornando en un castaño que ni es castaño ni es rubio ni es ná), pues como decía, rubia de toda la vida, aparezco ante él teñida de berenjena intenso, que viene a ser un negro con reflejos de morado oscuro. Me saluda y, ni corto ni perezoso, me pregunta:
- “¿Dónde te apetece ir, cariño?”
- “¿No notas nada raro?”- le digo yo
- “¡Joder, ya estamos con las preguntitas trampa!” (¿?) - me responde, y continúa - “Está bien, no me lo digas…, ya sé, ¡te has pintado!”
Ahora, eso sí, si me compro gasto dinero en un libro nuevo, y tengo aproximadamente unos 3.000, por más que lo esconda entre otros viejos, se cosca seguro.

Y como yo soy de la especie humana, de sexo mujer y de género femenino, pues como que me sigo apuntando al dicho ése que tanto repite mi madre de: ¡Hombres, mejor cerdos que se aprovecha hasta el rabo!
Mi madre, ya desde que yo era muy pequeñita, decia que yo apuntaba maneras de exigente. "Que lo tenia claro con el hombre que fuera a parar". A mis preguntas de por que mi padre hacia/no hacia siempre me decia: Laura, hija... "NO ES QUE NO SEPA, ES QUE NO QUIERE!".
ResponderEliminarJa, ja, ja. Esta conversación la he tenido con amigas cientos de veces...
ResponderEliminarYo al principio tuve que lidiar con el "complejo de madre" que me había colocado mi pareja y es que tenía que ir detrás de él para lograr que hiciera las cosas. Al final siempre acababa por decirle ¿te crees que soy tu madre?
Lo cierto es que ahora, no se si por educación (a mi señor padre, mi madre le enseñó cómo planchar, coser, fregar, ir a la compra y hacer la cama) vamos a partes iguales (lo de "ayudar" nunca me gustó).
Como bien apunta Laura: lo que pasa es que no quieren!!!
jajajja como me he reido!!!! pero vaya tienes muchisima razon...saben hacer de todo y fingen que no jejje pero vaya hay algunas excepciones....besazossssssssssssss
ResponderEliminarSí, Laura, también yo apuntaba maneras y, de hecho, exijo bastante, pero debe ser que mastuerzos es lo menos malo que se puede encontrar en el género. El que no falla por un lado falla por otro.
ResponderEliminarHuy, Mar, cómo odio eso de: "pero si yo te ayudo"; ¿cómo que "te ayudo" si la casa la habitamos y manchamos los dos? En serio, los hombrs me deseperan cada vez más; empiezo a plantearme que el anuncio para entrar en la clausura de las carmelitas no tiene tan mala pinta después de todo, ¡al menos no dejan entrar hombres!
En cuanto al complejo de madre, con ellos es inevitable porque raro es el que es suficientemente maduro para no despertárnoslo.
Ay, Arwen, no te dejes engañar, ni saben hacer tanto de lo que quisieran saber ni tan poco de lo que pretenden no saber. ¡Lo que son es unos jetas!..., en líneas generales, claro, salvo honrosas y escasas excepciones.
Después de unos años de casado y empezando a notar esas grandes diferencias que mencionas de forma muy acertada, decidí que con mi mujer a unas cosas y con mi perro a otras (por cierto que con el tiempo terminamos llevando el mismo blog. El perro y yo claro)
ResponderEliminarUn saludo
Yo ni siquiera estoy casada, pero depués de poco tiempo de convivencia sigo prefiriendo a mis perros para cualquier cosa..., bueno cualquiera no, pero casi.
ResponderEliminarBienvenido Ángel!
¡Hombre! Digooo ¡Mujer! Algo bueno tendremos, digo yo.
ResponderEliminarSin entrar en el epilogo de la entrada, en que una de las cosas que mejor se aprovecha es precisamente el rabo, no encuentro pié para entrar a arreglar nada, pero sí decirte que quizá estás sufriendo demasiados tópicos sobre la guerra de sexos.
Un abrazo y suerte, la convivencia siempre es complicada, no tengo recetas mágicas.
Jajaja, hola Pele-Ón, bienvenido tú también... pese a pertenecer al género por mí denostado!¿Algo bueno dices?, a ver..............., pasapalabra.
ResponderEliminarVerás, con lo del rabo me refería al cerdo, no al hombre; ¿no lo has probado?, está exquisito, el rabo de cerdo, digo; en la mayoría de hombres que conozco no es, con mucho, precisamente lo mejor ;-)
Estoy de acuerdo en que la convivencia siempre es complicada, pero entre un hombre y una mujer sería sin duda más fácil si éstos no fueran tan... ¿hombres?.
Por otra parte, como digo siempre, mi intención nunca es filosofar sino contar, entretener y, si acaso, polemizar.
Aquellos que dicen (Hitler, aquel gordito alcalde de Marbella.... ¡tant@s!) "cuanto más conozco... más entiendo a mis animales", están diciendo que "quieren" tener a su lado a seres "dóciles" que nunca les cuestionarán sus egoísmos. Un perro por fiero que sea "aguanta" los golpes de su dueñ@ sin rechistar. No es difícil encontrarse a algun@ 'razonando' con su animal de compañía ¡grotesco espectáculo!
ResponderEliminarSiempre me querré entre personas; a los animales los respeto.
Pepe. (Casi todo se arregla con Educación).
El dicho es: "Cuanto más conozco... más quiero a los animales"; y yo me apunto sin dudarlo a ese dicho como...¿Hitler?, por lo que yo sé de historia a Hitler no le gustaban los animales, pero es muy probable que esté equivocada, y en cuanto al gordito que mencionas no sé a quién te refieres pero seguro que tienes razón.
ResponderEliminarTambién aciertas en lo que a mí concierne pues soy bastante egoísta de mí misma, mi espacio y mi libertad, aunque no en otras cosas, y suelo charlar con mis perros; "razonar" ya es otro asunto pues no está entre mis costumbres.
Sin embargo, hay algo en lo que sí estás equivocad@, y es que mis perros son cualquier cosa menos dóciles, me cuestionan y mucho los jodíos, y alguna que otra vez hasta ganan ellos. Por cierto que jamás les pego, a lo mejor es por eso que me torean, no me lo había planteado, lo pensaré.
Yo prefiero estar entre animales, son menos dañinos; y respeto a aquellas personas que a mi entender lo merecen, que no son muchas por desgracia.
Pero, por si acaso, yo te aconsejaría no liarte a golpes con un perro fiero, por menos fiero que sea, ni tan siquiera si eres su dueñ@
Y, mira tú por dónde, 2 de 3, también te doy la razón en lo de la educación; pero te aseguro que no es milagrosa tampoco.
Pero es que vosotras sois tontas. Yo no me incluyo dentro de ese grupo de hombres. Estoy en un piso de estudiantes y tengo que poner mi lavadora, barrer, fregar, etc., pero hay muchos que... vaya tela...
ResponderEliminarY señalo el motivo de mi insulto, o descripción:
Si un hombre no hace absolutamente nada, salvo pedir, comer, ver fútbol, y sexo, lo que tenéis que hacer es quedaros solteras, y así os quitaréis un bulto de grasa más.
¿Que queréis sexo? Un truco excelente:
Vais a un bar y al primer hombre que veáis semiatractivo le soltáis: "Follamos pero después no te quiero volver a ver la cara en mi vida." Y ya está.
"ah, pero es que entonces nos llaman putas, o zorras, o meretrices."
Oh, perdona, que porque os describan (erroneamente) de una forma ya no vais a ser las mismas personas, ni encontrar trabajo, ni nada de nada... Cago en las ostia... Masocas todos...
Saludines.
En primer lugar, Anarquista, quiero darte las gracias emocionadamente por abrirme los ojos, snif, snif, qué tonta soy (según Mª Antonia Iglesias "insulto" no es lo mismo que "descripción").
ResponderEliminarPero, dime, por favor, ¿qué puedo hacer yo que ya soy soltera (de toda la vida además) y no me gusta follar así a secas?
Y no es que me preocupe que me llamen zorra, que por cierto es un animal precioso, es que soy así de sentimental y para follar a gusto tengo que sentir algo más que atracción física, por no hablar de que dudo que me atrajera sexualmente un tío que sólo fuera semiatractivo, y lo difícil que es encontrar un tío que esté realmente bueno...
Ah, un apunte: estoy convencida que que siendo un poco más zorra quizá no sería la misma, pero mejoraba de trabajo y de pasta seguro...
En fin, para no ser menos ni dejarte solo, yo también mecagoenlaostia
¡Qué bueno el último comentario tuyo, Electra!, Vaya personaje el anarquista ese. En fin, creo que hombres y mujeres son iguales en absolutamente todo. Hace muchos años creí que no era así, no solo por los atributos físicos (aunque hoy en día, por esta razón, hay veces que cuesta diferenciar a un hombre de una mujer y os aseguro que no soy homófobo, para nada), sino por el carácter o simplemente por el género mismo.
ResponderEliminarPero con la experiencia ganada, os veo a las mujeres como iguales en todos los aspectos a nosotros:
si tenéis que mentir por el motivo que sea, argumentáis del mismo modo que un hombre, por lo general; entre vosotras hay verdaderos genios y otras que son unos bultos con patas, como entre los hombres, los cuales, en la actualidad, se han vuelto tan coquetos y miran tanto su imagen exterior como las mujeres y en el trabajo, hay compañeras buenas personas y otras que son pequeños diablillos a los que dan ganas de estrangular, como los hay entre los compañeros. Como esto último no está bien, procuramos ser diplomáticos, tener sangre fría e ir al toro a diario, guardándonos el estrés en el bolsillo para sobrellevar mejor la carga del día a día y esto lo hacen tanto hombres como mujeres. Criamos a nuestros hijos/as por igual y contribuimos en el mantenimiento de nuestro hogar de modo equitativo, salvo casos que yo no diferenciaría entre hombres y mujeres sino en responsables e irresponsables.
En fin, admito que queda mucho por hacer para que haya igualdad plena entre hombres y mujeres pero vamos camino de ello y soy el primero que lo celebra, por supuesto.
Eso sí, me gustaría que las mujeres mandaran aún más, porque si un jefe te va a expedientar por alguna razón (o como se dice vulgarmente, te va a follar), prefiero que lo haga una mujer, ya que a fin de cuentas el expediente te lo van a abrir igual,pues que sea con un poco de morbo.
Fuera bromas, deseo y espero que confiemos más los unos en los otros ya que no somos siquiera caras distintas de una misma moneda, sino la misma cara pero mirada de modo distinto según quién sea el observador. Lo que ocurre es que con el tiempo nos volvemos poco detallistas, tanto hombres como mujeres.
Un besazo, Electra, eres muy buena; tu blog es sensacional. Ánimo.
Muchas gracias, Adolfo. Sólo por el halago, que viniendo de alguien con una bitácora tan interesante como la tuya es como si se multiplicara por cuatro, vaaale, admitimos pulpo como animal de compañía ;-)
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