“Científicos italianos aseguran que pequeñas cantidades de sulfuro de hidrógeno son detectadas por las células nerviosas del órgano sexual y permiten evitar la impotencia.
Este gas, con el característico y desagradable olor a azufre, es expedido en grandes cantidades por los huevos en estado de putrefacción y está presente también en las emanaciones sulfurosas, en aguas estancadas, en las flatulencias y en las bombas fétidas.”
¿Nunca os habíais preguntado, chicas del mundo, por qué en una situación especialmente desagradable, cuando a vosotras lo único que os apetece es poneros a vomitar, vuestros chicos se ponen cachondos? Pues aquí tenemos la respuesta.
Así que ya sabéis, si lleváis un tiempo a dos velas, poneos el perfume más asqueroso que podáis encontrar y… ¡a f*llar como locas (es que me han dicho que esta página la leen menores)! Pero eso sí, ataviadas, únicamente, con una buena máscara anti-gas (y rezando porque ese insignificante detalle no les baje, de nuevo, la libido).
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