
En realidad, hermoso y curioso pensamiento. Damos por hecho que los humanos sí tenemos alma y vamos a alcanzar el paraíso, y dudamos que los animales la tengan y puedan adquirir el derecho a vivir la eternidad en él. ¡Ja! Si alguno merece tan añorado premio serán sin duda nuestras sufridas, leales, fieles, e inocentes mascotas, no nosotros, los seres humanos.
Cuando oigo a alguien que pretende insultar llamando "animal" a otro me da la risa. El insulto debía de ser "humano". Los animales carecen de maldad, de picardía, de la capacidad de engañar y mentir, de la asombrosa capacidad destructiva del ser humano, de la necesidad de matar por ambición o diversión, de ruindad, de mezquindad, de humanidad. ¡Qué término éste, ¿eh?! HUMANIDAD. Tan grandioso porque lo hemos inventado nosotros, claro. Pero ¿qué significa, qué engloba? Todo aquello que no somos; si algún ser humano se acerca mínimamente a lo que designamos como "humanidad" lo santificamos, o lo crucifican.
En realidad habría que preguntarles a ellas, nuestras mascotas, si desean tenernos a su lado el resto de la eternidad en el paraíso; y seguro que las pobres dirían que sí. En fin, mascotas, estad tranquilas (que seguro que lo estais), porque si hay un Dios y es benevolente y amable el paraíso es sin duda vuestro.
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