En uno de los telediarios del mediodía, que en casa casi siempre está puesta la tele cuando llego y a veces alguna palabra consigue pasar los filtros de mi cerebro, una reportera que estaba explicando a cámara los pormenores del G20, contaba qué ingredientes habían formado parte de la comida que disfrutaron ayer los dirigentes convocados y, refiriéndose a un plato concreto, decía:
"... hecha con los huevos orgánicos del Príncipe Carlos..."
que yo he pensado "Jooooder, pobre príncipe, pues sí que han echado el resto los ingleses para tener una cumbre de altura, sí; y es que el orejas siempre me ha parecido un huevón, pero coño, de ahí a dar de comer con sus huevos nada más y nada menos que a toda la cumbre...". Porque mira que no me cae bien pero, no sé, ¿eso no es tortura incluso en Inglaterra?
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¿Y qué va a hacer ahora Camila? XD
ResponderEliminarYo no me preocuparía por eso, aún le queda el embuchado.
ResponderEliminarTenemos nuestros motivos para aborrecer de su figura y no precisamente por su fealdad pero, que además los argentinos nos desayunemos con las capacidades de sus huevos... es demasiado...
ResponderEliminarSiempre aquí.
Y eso que feo es un rato, el pobre... Pero no debemos preocuparnos, yo no creo que sus huevos den para tanto.
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