Es importante saber por qué lo hacemos. Los perros obtenemos mucha información de lo que nos rodea por medio de nuestros hocicos; es decir, la trufa (o nariz), los bigotes que la flanquean a ambos lados y la boca, olisqueando y lamiendo.
Pero no sólo lamemos para obtener información, también lo hacemos para llamar vuestra atención, demostrar nuestro afecto, o confianza, o agradecimiento o sumisión.
También cuando algo nos gusta, como es el caso del sodio que suele haber en vuestra piel.
Averiguar cuándo es por un motivo u otro será tarea fácil si nos prestáis la debida atención.
Pero ¿es malo para vosotros? Sí y no. Nosotros solemos meter las narices en muchos charcos, todos los que nos encontramos, por regla general, y nos llevamos a la boca las cosas más variopintas, por lo que nuestras bocas no es que estén muy limpias. Sin embargo, nuestras bacterias y las vuestras no son las mismas, ni nos afectan por igual. Y es por eso que con las debidas precauciones, como tenernos siempre bien desparasitados internamente, mantener nuestras bocas lo más limpias que podáis o evitar que os 'besemos' directamente en la boca o en donde tengáis heridas abiertas, no tiene porqué ser malo.
Como siempre, dejadnos quereros y querednos, es cuestión de un poquito de sentido común.
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