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¿¡Mi perro (o gato) tiene Alzheimer?!

Sí, se podría decir que sí. El Síndrome de Disfunción Cognitiva en perros y gatos sería equivalente a lo que en humanos llamáis Alzheimer y otras enfermedades similares debidas al proceso de envejecimiento.



El SDC engloba aquellas alteraciones de la conducta y el comportamiento, en perros y gatos mayores, asociados a la degeneración neuronal senil o demencia senil.

Los signos para identificarla son:

1. Alteraciones del sueño/vigilia: Duerme casi todo el día y deambula durante la noche.
2. Pérdida de hábitos higiénicos: Empieza a realizar sus necesidades dentro de la casa.
3. Desorientación espacial y temporal: Se muestra inquieto o agitado, presenta la mirada perdida, da vueltas por la casa sin ningún objetivo concreto, no se orienta bien en el espacio asustándose de su propia sombra, se pierde en lugares que le son familiares, se para ante cualquier obstáculo, intenta salir por el lado erróneo de la puerta (por la bisagra)...
4. Aumento de la irritabilidad: Disminuye su respuesta a distintos estímulos, se observa pérdida de interés y no disfruta del contacto humano, pudiendo manifestar conductas agresivas, aunque por el contrario también puede desarrollar una conducta de gran apego.
5. Disminución de la actividad general: Se aísla del resto, no sale a recibir a su humano, ni participa de los juegos o actividades que antes le gustaban.
6. Alteración de la capacidad de aprendizaje y memoria: Tarda en responder o no responde a órdenes o llamada, y tarda en reconocer o no reconoce a familiares, ha alterado la jerarquía establecida...
7. Aparición de conductas compulsivas: Se automutila, gira en círculos, se lame en exceso las patas, come con ansiedad o no muestra interés por la comida, persigue constantemente a su humano u otro miembro de la familia, etc.
8. Respuestas emocionales exageradas: Muestra estados de ansiedad, inquietud, excitación, fobias sin un motivo aparente, o vocaliza excesivamente si se queda solo, o rasca la puerta o realiza cualquier otro gesto con el que solicita atención.

Si has observado cualquiera de estos signos en tu animal es muy probable que estés ante un caso de demencia senil. Es conveniente que tu veterinario lo examine para determinar el grado en que se encuentra y recetarle, si es el caso, medicamentos que puedan ayudaros a sobrellevarlo lo mejor posible.



Pero lo más importante es que sea en este momento, cuando ya no puede actuar como el adorable compañero que fue y lleva tu paciencia en ocasiones hasta el límite, cuando más le quieras y más ejercites tu paciencia, dándole la mejor calidad de vida posible hasta el final. No te dejes frustrar, nunca le regañes por ser viejo y actuar como tal, trátale con el inmenso cariño que sientes hacia él, y reconfórtale todo lo que puedas en sus nuevos miedos:



- Estimula su sentido del tacto: acaríciale todo cuanto puedas, siempre que no interrumpas su descanso.
- Estimula su sentido del gusto: no hay nada mejor para alimentar a un perro con demencia senil que la comida casera, sabrosa y olorosa.
- Mejora su entorno: elimina de su zona de movilidad todo aquello que pueda suponerle un obstáculo, generarle ansiedad o resultarle amenazante. 
- Respeta su ciclo de sueño-vigilia: si deambula de noche procura facilitarle un entorno seguro para hacerlo, y no le regañes ni le fuerces a que se acueste y duerma.
- Quiérelo como nunca antes has hecho, y sobre todo, bajo ningún concepto le recrimines sus extraños comportamientos.
- Y, por nada del mundo pienses en abandonarle porque esté viejo, o en 'eutanasiarle' si no está sufriendo.







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